Por Josmar Fernández
@josmarfernandez
“Guayana Esequiba por encima de los
partidos”, debe ser la consigna venezolana del momento”, esas fueron las palabras
del entonces Ministro de Relaciones Exteriores, Ignacio Iribarren Borges en
1965. Aunque todavía vigente, 55 años después, cada vez menos venezolanos comparten
su profunda preocupación acerca del estatus de la reclamación por el territorio
Esequibo, en virtud del nivel de desinformación y la falta de consenso y
claridad sobre las acciones emprendidas, así como de los resultados concretos
en relación con dicha controversia.
El martes 30 de abril del presente año, se
realizó la audiencia oral ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) sobre
el caso Guyana-Venezuela, frente los ojos incrédulos de muchos venezolanos.
Tras las actividades protocolares, el secretario de la CIJ procedió a leer el
Memorandum enviado por el Estado venezolano, en donde razonaba su no
reconocimiento de jurisdicción de la corte y por tanto su no participación en
el procedimiento que se daría curso. Según lo publicado, dicho instrumento constaba
de 56 páginas y estaba acompañado por 155 páginas de anexos.
Guyana por su parte, entregó un documento
de 156 páginas, donde expone su razonamiento, y de manos de Shridath
Ramphal, ex canciller guyanés de 90 años de edad, segundo secretario general de
la Commonwealth en el período 1975-1990 y asesor de Guyana en la controversia,
siendo el único testigo vivo presente en la firma del Acuerdo de Ginebra,
explica en primera instancia que oposición y gobierno unido, están presentes
para defender los intereses del Estado Guyanés, al tiempo que lo acompañaban
abogados con sobrada experiencia en la materia, como fueron Payan Abkaban
(iraní), Paul Reichler (norteamericano), Phillipe Sans de
Matrix Chambers (británico), además del profesor francés Alain Pellet.
Posterior a ello y tras casi cuatro meses de
espera por los resultados de las elecciones presidenciales en Guyana,
finalmente el 2 de agosto, el GECOM declara a Mohamed Irfaan Ali, representante
del Partido Progresista del Pueblo (PPP), presidente de la República
Cooperativa de Guyana.
Tras los fuertes rumores de su triunfo, en
Venezuela se pretendió generar una matriz de opinión, sobre su posible reacción
amistosa de flexibilizar o hasta retirar la demanda interpuesta ante la CIJ por
el gobierno de David Granger, representante del partido opositor Una Asociación
para la Unidad Nacional (APNU). De hecho, se le hizo llegar al nuevo
presidente, al menos dos cartas solicitándole supeditar el caso al Acuerdo de
Ginebra, el 3 de agosto por motu propio, el señor Antonio Ledezma y
posteriormente, el 8 de agosto, la Comisión Mixta para la Defensa del Esequibo
y la Fachada Atlántica de la Asamblea Nacional (AN), esta última sin siquiera
haber estado firmada por el señor Juan Guaidó, por lo menos como el presidente de
la AN.
Basta ver la reacción magistral del
presidente de Guyana, quien declaró el sábado 8 de agosto, en su discurso
inaugural, que fue precisamente su partido “el que puso fin al interminable
diálogo de los buenos oficios…y que brindó todo su apoyo a la administración
anterior”; además de ello, el domingo 9 de agosto, la cancillería guyanesa,
bajo responsabilidad del educador Hugh Todd, informó que mantendría
el mismo equipo asesor ante la CIJ, y retendría a Carl Greenidge para el caso
Guyana-Venezuela, aun cuando éste fuera señalado como “corrupto” por el nuevo
mandatario. Demostrando así que la controversia es un tema de interés de Estado
y por ello aseguran su tradicional equipo de asesores guyaneses.
Interesa centrarse en Venezuela.
Recientemente han aparecido propuestas para crear instancias de Alto Nivel,
para abordar la controversia. La cuestión es que dichas propuestas no son
novedosas, las mismas fueron sugeridas por expertos y estudiosos del tema en
los años 80, por nombrar algunos el Dr. Isidro Morales Paúl y el Dr. Rafael
Sureda Delgado, quienes, junto a otros personajes de interés, dejaron material
invaluable, donde inclusive especifican recomendaciones tendientes a lograr
mejores condiciones, para tomar decisiones adecuadas y certeras respecto al
manejo de la reclamación. Sugerencias desestimadas, debido a las evidentes
falencias que tenemos actualmente y que pudieron ser compensadas en su debida
oportunidad.
Precisemos. Para tratar el tema de la
reclamación por el Esequibo, si bien reconfiguraron la Dirección de Fronteras
durante la presidencia del Dr. Rafael Caldera, se creó específicamente la
Unidad Especial de Guyana en el año 1995, la cual estuvo a cargo por 19 años, del vicealmirante Elías Daniels.
Paralelo a ello, en el año 2006 se crea la Unidad Especial para el Esequibo,
bajo responsabilidad del coronel Pompeyo Torrealba hasta hace poco.
Posteriormente, en septiembre del año 2015 se crea la “Comisión Presidencial de Estado para la
Garantía de la Integridad Territorial y Asuntos Limítrofes”, que aun cuando no
reemplaza las Comisiones Presidenciales ya establecidas para ello con Colombia
desde 1990, abordan de igual manera los cuatro frentes, incluyendo
Guyana. Por su parte en febrero del año 2018 la Asamblea Nacional crea la
Comisión Mixta para la Defensa del Esequibo y su Fachada Atlántica.
En materia de consulta propiamente,
Venezuela no cuenta con los expresidentes de la República, puesto que todos han
fallecido. Entre los excancilleres vivos, dada la polarización imperante,
es inviable una reunión entre quienes fueron responsables de la Política
Exterior venezolana.
Es obligatorio y lógico,
recurrir a los antiguos directores de la Oficina de Fronteras de Cancillería,
siendo el más longevo de ellos, el Dr. Román Rojas Cabot, diplomático de
sobrada experiencia, quien además fuera embajador en Guyana, Secretario
Ejecutivo del Consejo Nacional de Fronteras entre 1971-1976, Asesor de la Secretaría
Permanente del Consejo de Seguridad y Defensa y Secretario Ejecutivo de la
Comisión Asesora de Relaciones Exteriores (CARE). Injustamente olvidado
por todos.
Asimismo, se deben
consultar a embajadores y personajes con participación o experiencia directa en
la materia, entre ellos el Dr. Emilio Figueredo Planchart, quien fuera
Embajador especial ante las Naciones Unidas para la aplicación del Acuerdo de
Ginebra, Facilitador de Venezuela, por 12 años, en el proceso de buen oficiante
en la negociación con Guyana y ex integrante de la delegación venezolana en la
III Conferencia sobre Derecho del Mar. Sadio Garavini, quien se desempeñó como
embajador en Guyana en el período 1980-1984, y Darío Morandy, embajador en
Guyana en el período 2007-2012.
Aparte de ellos, existe
la primera generación de relevo, producto del trabajo continuo y directo con
los expertos y especialistas que desempeñaron funciones en materia de
fronteras, profesionales quienes en su mayoría se encuentran fuera del país;
así como la segunda y última generación de relevo que se debatió entre los
intercambios con dichos personajes y el material documental y cartográfico
dejado por ellos.
Deben considerarse a los
políticos específicos que prudentemente han mantenido un discurso claro y
consecuente sobre la reclamación; también quienes se han mostrado interesados
en estudiar y profundizar sobre la controversia, pero carecen de experiencia en
el manejo directo u oficial de los temas afines. Debe ser entendido que la
experiencia y las credenciales que vienen con ella tienen un peso fundamental
en el manejo de los asuntos sensibles, sobre todo cuando se habla de la
integridad territorial.
Desde una perspectiva crítica, distinto de
los guyaneses, el trabajo no se ha hecho y los venezolanos desconocen quiénes
conforman sus equipos asesores y la experiencia que tienen en materia
de fronteras, especialmente en el caso del Esequibo, ya que de ello y de la
experticia que se tenga en el manejo del Derecho Internacional, depende
exclusivamente nuestro mejor o peor desempeño para manejar tan sensible
particular. Las decisiones son políticas, sí, pero deben estar respaldadas
por elementos de orden diplomático, jurídico y necesariamente técnico.
Cada instancia responde a enfoques
desenfadados, para darle un toque personal. Cosa grave, porque el tema de
fronteras no necesita esnobismo, sino coherencia y continuidad en el tiempo,
para fortalecer la Posición Nacional.
A diferencia de Brasil,
Colombia y Guyana, Estados de reconocido desempeño en el área diplomática;
absurdamente hemos desestimado la vasta experiencia que obtienen las personas
en el cumplimiento de sus funciones como decisores, analistas o investigadores
exclusivos de un área específica. Cosa que no se reemplaza con dos o tres
cuartillas escritas.
Los especialistas por no ser debidamente valorados han buscado otros rumbos, o peor aún, los han reemplazado por personas con poca o ninguna experticia en el área, en perjuicio de los intereses de nuestro país, sacrificando años de conocimientos adquiridos y la potencial formación de la -tan necesaria- generación de relevo, vista nuestra condición de vecindad. Como dice un amigo: ¡Qué suerte tiene Guyana!
“Nuestra responsabilidad como ciudadanos, es enterarnos y que no nos mientan y nos engañen y elegir bien y tomar decisiones correctas”.
Cayetana Álvarez, 2019.
Caracas, 22 de agosto de 2020.
josmarfernandez@gmail.com
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