Por Josmar Fernández
@Josmarfernandez
“La República Cooperativa de Guyana,
violando el congelamiento que le impone el Protocolo de Puerto España, ha
desarrollado intensamente el Territorio Venezolano en reclamación”, así dejaba
por sentado en su informe, hace 40 años, el Dr. Charles Brewer Carías, ministro
de la Juventud, responsable de haber llevado a cabo durante la Semana Santa de
1981, la única salida de campo (conocida) de rigor que se ha realizado en del
territorio Esequibo y sus adyacencias, junto a 50 jóvenes en misión de campamento
juvenil, a propósito de consolidar los principios de identidad nacional.
Según palabras del entonces
ministro, esa idea fue conversada con las FFAA y éstos le prestaron apoyo
logístico de pernocta en el Fuerte Tarabay y traslado hasta el último tramo de
la carretera, donde iniciarían, sin ningún tipo de acompañamiento militar, su
largo recorrido hacia un sector de la parte norte del territorio en reclamación,
según la programación desarrollada por 14 colaboradores, encabezados por el Dr.
Brewer Carías.
La expedición fue grabada, el
trabajo de gabinete incluyó registro fotográfico y escrito de las
características más resaltantes de los pueblos visitados, así como el sistema
de comunicación disponible. Además, refirió pruebas de presencia de patrullas
militares guyanesas en una mina de manganeso abandonada, en el estado Bolívar.
El programa de campamentos con fines
de reconocimiento era una estrategia cristalizada dentro del marco del VI Plan
de la Nación que según el expedicionario “creemos que se puede reforzar la
identidad nacional y poblar el territorio venezolano” (El Mundo, 27 de abril de
1981), participar en él, según Reinaldo Alvarado, viceministro de la juventud
para la época, exigía solo dos requisitos: haber cumplido 16 años y ser
declarado física y mentalmente apto (El Diario de Caracas, 25 de abril de
1981).
El ministro de la Juventud fue
duramente fustigado por considerarlo imprudente, sobre todo los representantes de Acción Democrática, el
expresidente Carlos Andrés Pérez y David Morales Bello, este último quien refiriera “Solo un gobierno poco serio puede permitir que un ministro de la
Juventud invada Guyana”, a la sazón de lo descrito por el gobierno guyanés,
calificándolo de “provocación sin precedente…provocación grosera”.
Tal proeza no fue un paseo ni
requirió la presencia de los políticos como acto simbólico, se hizo sin mayor
alarde, y sus resultados fueron altamente interesantes, no solo por la
información recopilada referida a pueblos, vías principales, medios de
transporte y comunicación e infraestructura, incluyendo pistas de aterrizaje
que, pudo servir de insumo para diseñar estrategias políticas, socioeconómicas
y militares a futuro, sino por las reacciones desencadenadas a nivel nacional
que terminaron en la destitución del ministro entre contradicciones que se diluyeron
en el silencio.
El Dr. Brewer y su equipo desnudaron
una parte de un territorio poco conocido por los venezolanos,
pero cada día más desarrollado por los guyaneses, y potencialmente por Brasil, interesado en desarrollar conjuntamente un plan de carreteras que alcanzaba
aproximadamente 800 millas, para entonces. Evidenció también que durante el “congelamiento”
promovido por el Protocolo de Puerto España (1970-1982) Guyana fue
consolidándose progresivamente en la zona en reclamación, a la par que, fortalecía el entrenamiento de su personal militar en teatro de operaciones de selva (Diario Guyana
Graphic, 19 de octubre de 1969), entrenamiento que por cierto había realizado
en Brasil el entonces capitán David Granger, presidente de Guaya en el
período 2015-2020.
El Nacional. 28 de abril de 1981.
“El Gobierno
venezolano no será un obstáculo para cualquier proyecto a ser conducido en el
Esequibo, y cuyo propósito sea beneficiar a los habitantes del área. Me refiero
a proyectos como acceso al agua potable, construcción de carreteras, programas
energéticos y de agricultura…El asunto del Esequibo será eliminado del
marco de las relaciones sociales, políticas y económicas de los dos países”
(negrita propia).
Esta declaración
sin duda asestó un duro golpe de timón a la posición venezolana sostenida hasta
entonces, robusteció las acciones
emprendidas por Guyana para aumentar y promover la entrega de licitaciones de
exploración y explotación minera, maderera y petrolera, no solo en el espacio
continental del Esequibo, bajo su administración desde 1966 producto de la
herencia británica con el Laudo Arbitral de 1899, sino también en su proyección
marítima, espacio geográfico pendiente por delimitar y donde nuestros derechos
soberanos se ven peligrosamente amenazados, frente a tantos intereses en juego.